ESPLENDOR CROMÁTICO, LAS MÚLTIPLES CAPAS DE ANA MONTIEL
El color es la lengua materna de la mente inconsciente.
— Carl Gustav Jung
La artista española Ana Montiel tiene un sinfín de obsesiones. Obsesiones o temas recurrentes, tanto en su práctica artística como en su vida cotidiana. La astrología y los cuerpos celestes, el tarot, los tacos de aguja, la neurociencia, las hierbas y sus propiedades, la música para bailar o para escuchar sentada, la sinestesia, los gatos de la tercera edad, las formas y los campos de color.
La relación de Montiel con el color oscila entre la erudición absoluta y el primitivismo, entre lo complejo y lo simple. No percibe el color como una superficie sólida, sino que asocia, sin prejuicios, los diferentes tonos y degradados con sensaciones o momentos, con emociones, o con objetos sin nombre. Las capas de matices recorren sus lienzos como un ruido blanco, emergiendo de las profundidades para volver a desaparecer, generando diferentes narrativas para cada espectador. Uno puede pasarse horas frente a uno de sus campos, esperando que la nube de color que creó todo ese frenesí unos minutos antes, se repita, y una y otra vez.