Edoardo Monti, veterano de la industria de la moda, coleccionista y comisario, imaginó un lugar distinto de otras residencias artísticas: un espacio seguro, abierto a artistas de todas las disciplinas, incluidos, y quizás especialmente, aquellos artistas que no suelen buscar la experiencia de la «residencia»: diseñadores, poetas y artistas escénicos. En 2016, mientras vivía en Nueva York, comenzó a desarrollar un concepto que convertiría el palacio del siglo XIII de su familia en Brescia, Italia, en una residencia artística inmersiva sin ánimo de lucro. «Quizá la distancia del bello país me hizo darme cuenta de la importancia de nuestros orígenes, de la preciosa tradición artesanal que siempre nos ha distinguido… de lo mucho que todo esto merece ser contado y también experimentado por artistas de renombre internacional.»Aunque el palacio está alejado de centros culturales como Milán y Roma, su ubicación ofrece a los artistas nacionales e internacionales que lo visitan la oportunidad de impregnarse de la energía y la inspiración tanto de los frescos inmediatos de 1750 que recubren los techos del palacio, como del acceso a materiales locales como el mármol, el metal, la madera y la fundición de bronce proporcionados por artesanos tradicionales a sólo 15 minutos de distancia en el centro de la ciudad de Brescia.
Para Edoardo Monti, la experiencia de compartir el palazzo recientemente renovado con los residentes siempre ha sido física: estar juntos, el intercambio de ideas, la cena de estilo familiar, el contacto, el compartir y el espacio es fundamental para la filosofía de Palazzo Monti. Desde 2018, Edoardo se comprometió a vivir a tiempo completo en el Palazzo, lo que significaba convivir e interactuar con los residentes a diario. Y desde la pandemia, también significó una duplicación de esta noción de experiencia e interacción, que solo ha llevado a una comprensión más profunda y significativa de cómo apoyar mejor a los residentes en su viaje después de Palazzo Monti.
