Un Sauna Construido en Arena

Arquitectura, México
Tezontle explora la arquitectura y el ritual en El Papelillo
Un proyecto de Tezontle (Carlos H Matos & Lucas Cantú)
Por Luis Orozco-Madero en conversación con Carlos H Matos
Película de Sarah Len y Magaly Ugarte de Pablo
Fotografía de Liz Zepeda
Una producción de Materia Studio

Existe el ritual y el Ritual.

Cuando los dioses pisaban la tierra, lo terrenal era divino y lo divino terrenal. Luego la Tierra se cubrió con capas de mármol, fuerza y majestuosidad, con gobernantes y rituales, con santos y sacrílegos, con esclavos y empleados.

Para separar lo santo de lo mundano, una línea en la arena lentamente se trazó.  Los dioses se murieron sin avisar. Sólo quedó trabajo y ocio y pagar el pan diario con sudor.

Sudor.

Hay rutina y hay ritual. Solo a través de la solemnidad, las acciones prescritas y repetitivas nos acercan a lo Sagrado. El café de la mañana puede ser sagrado, escuchar misa puede ser banal.

Mecas, basílicas y Muros de Lamentos, gigantes de bronce en posición de loto, campanas e incienso y serpientes emplumadas a veces nos tapan la vista. Lo solemne lo llevamos dentro. No hay cantidad de piedras apiladas que nos pueda acercar a Dios.

Dicho esto, no olvidemos que los humanos somos simios sin pelo. Ver a los dioses sin ojos vendados a veces requiere trabajo, a veces suerte, y a veces nomás no se va a poder. No son sólo las iglesias las que nos tapan la vista. Pasamos nuestras vidas, y con buena razón, entre cubículos, pantallas de móviles, y pensando en qué vamos a comer. Caminamos distraídos.

El oficio de arquitectos y albañiles, de rabinos y sacerdotes: todo tiene su porqué: surgimos del barro y al polvo volveremos. El ritual y la religión, la repetición con respeto, allanan el estrecho camino hacia lo divino. El espacio ritual juega un papel en unirnos con el Uno.

El Papelillo, un sauna primitivo en la costa de Oaxaca, se encuentra justo en esa línea en la arena. La línea entre lo sagrado y lo profano. Fue concebido por Tezontle durante su residencia en Casa Wabi en marzo de 2020 y construido en los meses siguientes durante los primeros meses de la cuarentena.

Elude las convenciones de otras tipologías de cuartos calientes y llega a su propia idiosincrasia específica a su lugar. Su forma está compuesta por 4 cubos apilados que ascienden de más ancho a más angosto. Esta forma básica se tomó prestada de los hornos improvisados que la gente de los pueblos cercanos usa para cocer sus ladrillos de barro. Sin embargo, la forma sugiere sutilmente una pirámide mesoamericana estirada rematada por una chimenea de acero negro-carbón hecha a la medida.

Si su silueta evoca ascensión, su fachada planta a El Papelillo de regreso en la tierra. Toda la estructura está cubierta por paneles esculturales de concreto texturizados que parecen ser gotas espesas de sudor emanando de las paredes. Es como si el humo elevado del sauna se fundiera humildemente de vuelta en la tierra.

De hecho, es precisamente en su piel sudorosa de concreto que El Papelillo, sin pretenderlo, comienza a convertirse en algo más que un sauna escultural. Todo en él empieza a arder en metáfora y simbolismo súbito.

Los paneles de concreto se hicieron con arena de la playa del lugar. Las gotas esculturales de barro para hacer el negativo de  arena se modelaron a mano utilizando arcilla de una vena cercana. Su distintivo color rojo carmesí fue descubierto por la observación  casual de que los rehiletes de riego cercanos pintaban las hojas de un color de hierro oxidado. La pieza fue, en efecto, pintada con agua.

Como el mito de la creación de los zapotecas, en el que su pueblo emergió de las rocas de Oaxaca, El Papelillo pertenece a esta tierra y a ningún otro lugar. Recibió su nombre de un árbol endémico con corteza suave que constantemente muda de piel. Podemos quemar horas imaginando metáforas alrededor de El Papelillo, con evocaciones a morir y renacer en sus muros interiores, sudorosos y cubiertos de hollín.

También, por supuesto, podemos simplemente entrar, quemar algo de madera y disfrutar de unos minutos de calor, en silencio solemne o en calurosa conversación.

Puedes reservar un espacio en El Papelillo en la recepción del Hotel Escondido, a unos pocos metros metros del lugar. No te pierdas las Margaritas en el bar.